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martes, 11 de mayo de 2010

Home sweet home IV

(…)

Siempre me pasa que de los momentos más determinantes de mi vida recuerdo poco. Es como si lo que pasara ese o esos días se borrara fácilmente con el tiempo. Con poco tiempo… Me pasó con mi cumpleaños de 15, con lo acontecido el día del accidente de mi vieja (otro capítulo de mi vida del cual aun no me animo a hablar) y por supuesto con el día de mi mudanza.

Recuerdo los últimos mates de desayuno con mi vieja, ultimando detalles y cerrando cajas mientras esperaba a las chicas. Isa llego puntual, pero Lina estaba un poco retrasada. Con un mensaje se disculpó y dijo que iría directo al departamento.

Mis viejos, Isa y yo cargamos todos los bártulos que cupieron en el auto y partimos. Hicimos dos viajes y para cuando teníamos todo acá llegaron Lina y Charly, el segundo con una mala noticia: le habían robado la moto.

En el momento repartí puteadas a los 4 vientos, por el robo en si y por esa maldita noticia que cagaba mi día, pero Charly me dijo que no me preocupe y a fin de cuentas soy de las que creen que todo pasa por algo. Pensé que si robaron la moto fue porque era preferible no tenerla a lamentar algún accidente. Charly cree que es un pensamiento conformista, pero soy una persona de fe y así lo siento.

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El depto estaba lleno de cajas y con las chicas nos pusimos a vaciarlas y encontrarle un lugar a cada objeto. Ordenar lo mejor posible nos tomó toda la mañana, luego comimos unas pizzetas, limpiamos puertas, vidrios, pisos, alfombra. Charly mientras tanto se encargaba de enchufar la tele, conectar el home a la tele, conectar la compu con el monitor, y demás etcéteras masculinas.

A primera hora de la tarde dábamos por terminado el laburo grueso y las chicas se fueron, extenuadas. Nosotros nos dormimos una siesta con el sol que entraba por la ventana del cuarto. Estábamos tan cansados que no nos dieron las fuerzas para estrenar el sommier. Al menos en ese momento…

Cuando nos despertamos estaba cayendo el sol. Di unas vueltas por mi nueva casa reconociendo los espacios a penas ocupados, con pocos muebles, tan vacío, tan nuevo. Vía paredes e imaginaba colores. Blanco, quiero pintar de blanco. Tomaba medidas para los muebles que algún día tendría. Chary quiere un futón, pero yo prefiero un sillón blanco… Armé y desarmé mentalmente mis cubos de colores buscando formas prácticas en donde poner mis cosas, y decidí de que color repintarlos. Miré el ventanal del living imaginando cortinas y vi un poco más allá. Salí al balcón y me quedé mirando ese cielo que escondía de a poco al sol, pintado de violeta, rojo, naranja y amarillo y que me daba la bienvenida a mi nueva vida. Y me sentí feliz, de verdad…







Out of record:
Al otro día tuvimos que comprar una agujereadora porque mi padre nunca encontró la suya, para que Charly me coloque la alacena y haga varios agujeros por toda la casa. Tuve que pasar por lo de mis viejos a buscar algo para cambiarme, ya que a falta de placard no había mudado mi ropa. Después metí todo en 3 sabanas y lleve la ropa, prefería buscar entre ropa arrugada a volver a tener que ponerme la misma ropa usada el día anterior. El lunes la gente retomó su vida normal, pero yo seguía limpiando y acomodando cosas. Cuando llegó mi placard empezó el verdadero trabajo de meter semejante cantidad de ropa dentro suyo. Por suerte, cerca del mediodía, Cablevisión se dignó a aparecer, instalándome cable e internet, y pude por fin tirarme en la cama a comer porquerías y mirar la tele.
Con el tiempo mi casa fue tomando un poco más de forma. Mandamos a hacer cortinas, conseguimos una segunda tele, amoblamos del todo el cuarto y compramos un futón (si, ganó Charly, y si, todavía estoy a las puteadas). Recientemente compramos un juego de comedor y esta semana cambiaremos la alfombra del cuarto. Todo a pulmón, llorando los últimos 25 días del mes, pero se puede, se consigue. Cuesta? Eso seguro, porque la tarjeta de crédito no tiene cuotas de zapatos y carteras como solía tener, sino el aire acondicionado, la aspiradora y la compra del super. Pero créanme, una vez superado los primeros dos meses frustrados por no poder comprar ni una bombacha, la visión se aclara y vale la pena.

6 somatizaron conmigo:

Ela dijo...

Esta es una foto real de mi balcon, tomada el mismisimo dia de mi mudanza... y con esto damos por terminado el relato! Gracias a todos por el aguante leyendo y los comentarios buena onda. A ver que tienen para decir de este...

V. dijo...

qué lindo, qué lindo !!! festejo nuevamente a los que anos animamos a irnos solos y le ponemos todo para que sea un verdadero hogar.

Unknown dijo...

Definitivamente que vale la pena! Las cosas se van acomodando poco a poco, verdad? 2 veces me mudé sola y en los diferentes departamentos recuerdo esa ansiedad e imaginación del lugar terminado, acomodado, listo.. Linda sensación!

Agustín Molina dijo...

Conozco esa sensación... me mudé dos millones de veces (es que yo soy un viejo modelo 70)
Pero abrir la ventana y ver esa caída del sol... hace que todo sea maravilloso!

Ela dijo...

Gracias Violet, siempre dando buenos animos! sos una genia!

Shaking... obvio que vale la pena! que bueno saber que la proxima vez que me tenga que mudar voy a revivir esa ansiedad de decoracion, fue y es todavia realmente hermosa!!!

Agus, no le falte el respeto a los modelos 70 y pico eh, que yo estoy analizando seriamente cambiar mi ´83 por algo mas antiguo (a ver si tiene mas calidad, digo, no se...) Al punto... los atardeceres de mi balcon son lo mas, todos los dias tengo el cielo de colores diferentes (y sin alucinogenos jajaja)

M. dijo...

Que lindo!

Espero pronto poder seguir tus pasos!

Besotes!

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