Recent Posts

martes, 16 de febrero de 2010

Estado civil

Unos meses atrás decidimos con Charly que nos queríamos comprometer. Teníamos la idea de hacer una ceremonia religiosa, aunque íntima y privada, pero por el hecho de convivir nos fue rechazada. Entonces la fecha se pospuso para el día de nuestro segundo aniversario, dejando de lado lo religioso.


Llego el día pero sin alianzas ni nada en particular. La situación económica nos obligó a posponer esa compra, pero unos días después nos decidimos y las fuimos a encargar. Escogimos un par de bellísimas alianzas de plata y oro combinadas, y post consulta con el joyero, entendimos que el grabado consistía en nuestros nombres y una fecha. Estarían listas para el próximo sábado…


Esa semana se fue en peleas y discusiones, de esas que me hacen pensar si realmente vale la pena tanto esfuerzo y sacrificio en una relación en la que el diálogo es con una pared y nunca nos lleva a ningún lado. Pero llego el viernes, y esa noche teníamos un asadito familiar en lo de mis tíos.


Cuando nos fuimos ya eran cerca de la 1:30 AM, pero en vez de ir a casa a descansar Charly decidió llevarme a tomar algo. Estaba muerta de sueño pero me gustó la idea, así que partimos hacia Caballito, más precisamente a The Oldest.




Dos años y pico atrás, fue allí a donde fuimos en la primer salida que hicimos y dio real inicio a lo que hoy tenemos…


Nos ubicaron en unos sillones individuales muy cómodos, pedimos un par de cervezas y Charly, entre pucho y pucho se puso cariñoso. Empezó a llenarme de besos y a decirme cosas lindas, hasta que me preguntó:

- Te querés casar conmigo?

- Estás seguro? - Respondí yo, de una forma muy poco romántica.

- Si, nunca lo dudé…

Y sacó de su bolsillo una hermosa caja roja, la abrió ante mis asombrados ojos y se dejaron ver dos alianzas hermosas…


No lo podía creer. No entendía nada. En teoría estarían listas para el siguiente día y encima el comprobante de pago lo tenía yo en mi poder. Me dijo que las fue a buscar porque quería darme una sorpresa, no tenía sentido ir juntos. Me repitió la pregunta inicial y luego de un SI rotundo de mi parte, sacó del estuche el anillo más pequeño y lo puso en mi dedo. Luego yo hice lo mismo con el restante.


Y así fue como nos comprometimos.


Por supuesto que no hay fecha de matrimonio… La idea la venimos conversando hace rato y tenemos una vaga idea de cuando será aproximadamente, pero por ahora no hay nada concreto. Solo el hecho de que nos amamos y estamos dispuestos a pasar la vida juntos y eso ya es bastante.


Luego me contó, que durante el asado, sin que yo me diera cuenta, se acercó a mi papá y mostrándole las alianzas le pidió mi mano. Estimo por el resultado que le habrá dicho que si…


Y ahora nuestras manos visten de esta forma:



lunes, 8 de febrero de 2010

No la puedo caretear más...

Lo vengo evitando como la peste. Le huyo. Corro en dirección contraria. Me hago la boluda. Evito el tema. Ni siquiera miro cosas relacionadas. Me lleno los días de otras actividades y la mente de boludeces. Miro novelas con el mero fin de bloquear la mente. Si alguien lo menciona me hago la Araceli Gonzalez en Nano y hago como que no escucho. Si pudiera saldría a trote. Ruego por un viaje fugaz que me permita evadirlo algún tiempo más. Pero ya no puedo manejarlo. Se apoderó de mis noches, no me puedo dormir pensando en eso y si me duermo tengo pesadillas al respecto. Sueño que soy vieja y todavía tengo este tema sin resolver. Ha pasado un tiempo considerable y la gente me presiona. Mi mama me insiste. Mi novio me obliga. El reloj me corre.

No me queda otra.
No la puedo caretear más.
Hoy me pongo a preprar finales. SI o SI!!!

lunes, 1 de febrero de 2010

Este es un día especial...

Me propuse hace unos días hacer un racconto de los hombres de mi historia para que el tiempo no borre los recuerdos. Este blog en algún momento dejará de existir, pero conservo los archivos y tengo la ilusión de algún día sentarme con mi hija a contarle mis desamores y experiencias.


Pero hoy me permito saltearme algunos años para contar como conocí al hombre que hoy me acompaña y tanto me ama. No tiene sentido hacerme la misteriosa y dejar el desenlace para el final, porque en cuanto escriba su nombre quienes me leen ya sabrán de quién hablo.


Corría el año 2005 y yo cursaba segundo año de la carrera. Me había hecho muy amiga de mis coequipers de trabajos prácticos, Fido y Dani. A Dani la había conocido el año anterior y nos estábamos haciendo amigas. Ella conocía a Fido y me propuso armar un grupo de trabajo con él, en teoría un chico responsable. Luego descubrí cuan equivocada estaba, pero no viene al caso.


Nos hicimos muy amigos y empezamos a salir juntos. Pobre Fido, siempre fue un aparato, pero saliendo con dos minas parecía un winner.


En las primeras salidas Fido llevó a un amigo suyo, Manuel. Dani moría por él, él por mi, sospechamos siempre que Fido le arrastraba el ala a Dani y yo estaba en la mía. La cuestión es que salíamos bastante y la pasábamos muy bien.


Un día organizamos en mi casa una picada con Fido, Dani y otro chico de la facu. Para cuando habían pasado las 2 de la madrugada partimos hacia Goa, con la esperanza de poder entrar. Fido había invitado a otros de sus amigos, que todavía no conocíamos, a que fueran al boliche esa noche.


Llegamos y cuando estábamos en la cola se acercan dos chicos que saludan a Fido con el afecto que genera entre amigos las copas de más. No estoy juzgando a nadie, nosotros también estábamos bastante copeteados. Fido nos los presenta como Rulo y Charly y en ese instante ya no supe cual era cual. No se parecían en nada, pero el alcohol no ayuda con los apodos.


No les di mucha bola para ser honesta. Estaba preocupada en tirarme indirectas con mi otro compañerito de la facu que partía la tierra y había onda hace rato, cuando Charly se me acerca y me pide un cigarrillo. Se lo di sin mayores atenciones y continué conversando con el otro chico.


Al rato llegamos a la puerta y me toco presenciar la primera que las máximas en las salidas con Fido: No nos dejaron pasar. Fido es un capítulo aparte, pero bue, tiene una cara de boludo importante y es flanco fácil para descarte de patovicas. Después de hacer su respectivo escándalo en la puerta de Goa lo convencimos para ir a Maluco.


Y en eso estábamos cuando Charly me pide el segundo cigarrillo. Ya con cara de pocos amigos se lo di. A los diez minutos pidió el tercero y mi respuesta no se hizo esperar: Comprate! En ese instante Charly y yo decidimos que no nos caíamos bien.


Dentro del boliche, borracho como estaba, encontró un sinfín de excusas para acercarse a mi haciéndose el canchero. Yo seguía histeriqueando con el otro chico, hasta que nos apartamos del grupo para darnos unos besos.


Días más tarde Fido me preguntó cómo me habían caído sus amigos. Rulo bien, pero Charly es un pesado, respondí. De todas formas seguimos encontrándonos en algunas salidas esporádicas, aunque no muchas, porque el cuarteto se conformaba con nosotros tres y Manu (da la casualidad, el mejor amigo de Charly).


En las primeras salidas que me crucé con Charly puse la mejor de las ondas, pero no había caso, nos detestábamos. Él se daba cuenta que mucho no me lo bancaba y tomaba eso a su favor para hacerme la vida imposible. Nunca dejo de tirarme onda, porque yo siempre le gusté, pero lo hacía más para irritarme que para conquistarme.


Llegó un momento en que dije basta. No soportaba más la presencia de Charly en mis salidas. Para ese entonces ya había pasado casi un año de conocerlo y lo veía más seguido, no solo a él sino a Rulo y los demás amigos que Fido nos había presentado.


En esas presentaciones conocí a Pinky. Ella había sido novia de uno de los amigos de Fido y por más que esa relación había terminado estaba todo bien entre ellos y habían formado una profunda amistad con Fido. Me cayó bien enseguida y fue mutuo, por lo que su casa (era la única que vivía sin sus padres por aquel entonces) resultaba el punto de encuentro para cualquier salida.


Pero como decía, estaba cansada de tener que soportar a Charly en mis salidas y tomé la postura más infantil de mi vida. Cada vez que me invitaban a alguna salida respondía: Si va Charly yo no voy! Bastante rompe huevos, lo se. Igual los chicos me engañaban, porque siempre me decían que no iba y a veces aparecía.


Así pasaron algunos meses más. Llegó diciembre de 2007 y después de revolear los libros de mi último final me instalé a disfrutar a mi amiga Pinky previo a mis vacaciones marplatenses y su viaje a España. Entonces, como quien no quiere la cosa, a la noche caían los pibes y entre ellos estaba siempre Charly.


Hacía un par de meses que no lo veía porque me había puesto firme en no salir con ellos si él iba, pero las cosas en la casa de mi amiga se dieron de tal forma que empezamos a conversar más y me di cuenta que no era el idiota que yo creía.


Me contó dónde estaba laburando (hasta ese entonces para mi era un vago de mierda), qué estudiaba (upa, que carrera jodida, y yo que pensaba que le faltaban jugadores) y así un montón de cosas que hicieron cambiar mi visión respecto a su persona y me empezó a caer bien. Y hubo un detalle más, ya no estaba en pose de levante cancherito ni tampoco seguía haciéndome la vida imposible. Éramos como dos amigos, me trataba igual a cualquiera de las otras chicas. Y así las tensiones, de pelea y seducción, disminuyeron y relajaron la cosa.


Para fines de diciembre Pinky y yo nos fuimos de vacaciones cada una por su lado, pero al volver retomamos las juntadas semanales en su depto. Los chicos también venían, y en parte resultaba extraño, porque no solíamos verlos tan seguido. Siempre venía Charly con algún otro. Hasta que un día vino solo y sus intenciones ya eran evidentes. Él vivía a pocas cuadras de la casa de Pinky, pero se desviaba para pasarme a buscar con la moto y por supuesto después me llevaba de vuelta a mi casa. Así nos vimos por diez días prácticamente a diario, siempre con la excusa de ir a lo de Pinky.


Una tarde manda un mail general avisando de una reunión en la casa de otro chico amigo suyo que yo todavía no conocía. No se en qué momento bajé la guardia y sentía esas ganas inmensas de verlo a Charly todos los días, aunque no lo reconocía. La única tarada que respondió el mail al instante fui yo. Daleeee, vamos! Y nadie más que Charly respondió.


Más tarde supe que Pinky tenía planes con su chico, su hermana tampoco iba y menos que menos Dani. Ni siquiera tenía la certeza que fuera a ir Fido. Entonces dudé, pero terminé aceptando y Charly me pasó a buscar y fuimos.


A varios de los chicos que estaban esa noche yo los conocía, pero nunca nos habíamos visto sin Pinky y/o Fido de por medio, así que la situación era extraña. Más que extraña era evidente que entre Charly y yo había onda. Esa madrugada Charly partía a la costa con Manu, entonces me dije para mis adentros: no será mi novio, pero cornuda conciente tampoco quiero ser. Hoy no pasa nada.


Cuando se hicieron las 3 de la mañana le pedí que me acompañe a tomar un taxi y justo cuando me estaba subiendo al mismo tuve que esquivarle el beso que quiso darme. Me moría de ganas, pero todavía tenía la barrera de lo que Charly había significado para mi por más de dos años: un pesado que cagaba mis salidas.


Una semana más tarde estaba de vuelta en Buenos Aires y arreglamos las famosas reuniones en lo de Pinky. Ese lunes ya había demasiada tensión entre nosotros y cuando me llevaba de vuelta para mi casa el desenlace era evidente. Llegamos a la puerta, le di un beso en la mejilla y me agarró para que no me vaya. Me acercó a su cuerpo, todavía sobre la moto y me besó.


Me despedí con un pico y subí. Tenía la sensación de haber cagado las cosas. Habíamos formado un lindo grupo y andar a los besos con uno de ellos no estaba en mis planes. Pero ya era tarde. Charly me encantaba.


Nos vimos un par de veces más esa semana, siempre en el mismo punto de reunión. Hasta que me dijo de salir solos el viernes. Acepté. Fuimos a un bar por Caballito y pasamos la noche a pura charla, besos y mimos.


Nunca fui de tomar mucho, pero lo poco que tomo me afecta los sentidos al instante. Y al parecer también el juicio, porque cuando me dijo de ir a su casa acepté. Entramos tratando de hacer el menor ruido posible, porque su hermano dormía en el living, y fuimos a su cuarto. No pasó a mayores, pero fue bastante para una primera cita…


Desde esa noche que estamos juntos. Hoy, 1ero de febrero, se cumplen dos años. Unos meses después, cuando nos dimos cuenta que lo nuestro ya era un noviazgo con todas las letras, elegimos como fecha de festejo el día de nuestra primera salida juntos y solos.


En el medio pasaron un montón de cosas, entre ellas la convivencia que también se festeja los días 1ero y ya lleva 9 meses. Hoy debería ser el día de nuestro compromiso, tal como lo decidimos hace un par de meses, pero por cuestiones económicas no pudimos comprar los anillos así que lo pospusimos unos días. Y está en nuestros planes casarnos a fin de año, dato que muy pocos saben…


Ésta es la historia de cómo conocí al hombre más imperfecto del mundo, al que piensa diametralmente opuesto a mi, el que me vuelve loca cuando discutimos y no estamos de acuerdo, el hombre más terco del mundo. Ese hombre me ama como nunca nadie lo hizo y yo siento lo mismo por él. Ese hombre me complementa y me hace feliz a diario. Porque no importa el afán que traigan nuestros días, al final de los mismos siempre dormimos cucharita.


Si hoy se te ocurre leerme, mi amor. Sabe que te amo con toda mi alma. Que me haces muy feliz, y que quiero pasar mi vida entera a tu lado. Feliz aniversario.