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martes, 29 de diciembre de 2009

Balance de fin de año

Son las doce y pico del mediodía y todavía bostezo. Se que no es sueño, ya que dormí toda la noche y buena parte de la mañana, es mera culpa de mi ataque al hígado. Nota mental, un volcán de chocolate está bien, dos ya es abuso.


Por lo general, cuando me siento mal me pongo maricona, sensible y llorona. Hoy estoy sensible nomás, parece que se me acabaron las ganas de llorar. Estoy, básicamente, deprimida.


No le quito mérito a la época eh, siempre me deprimo para las fiestas, la Navidad no me gusta no por la Navidad en sí sino por la forma de festejo de mi familia. Este año me tocó pasar la Noche Buena con mi suegra y tampoco me gustó y todavía resta Año Nuevo, con mis parientes.


Este fue un año difícil y a la vez hermoso.


En los primeros meses del año festejamos nuestro primer aniversario con Charly y nos fuimos de viaje a Bariloche, lo que implicó mi primera experiencia en un avión, y por supuesto, esa hermosa ciudad y yo al fin nos conocimos.


En marzo me confirmaron la próxima disponibilidad de mi departamento, por lo que comenzaron los verdaderos preparativos, ahorros y compras correspondientes.


En abril me dieron las llaves y el 1ero de mayo ya me había librado oficialmente de la vida de hija para abrirme paso a la vida de mujer independiente. Pobre, pero independiente.


Los dos primeros meses sentía una mezcla de libertad y prisión. Vivía sola y en teoría las cosas acá se hacían a mi manera, pero no me alcanzaba el sueldo, por lo que nunca tenía un mango, y por otro lado mi vida giraba en torno a si mi novio venía o no.


El verdadero conflicto estaba en los fines de semana, porque él venía y se instalaba y si los amigos lo llamaban para salir, se iba y me dejaba sola y sin planes, lógicamente. Tardé bastante en conseguir que comprendiera que si él estaba acá yo no iba a arreglar con mis amigas, y si de repente se iba me cagaba la noche, porque ya no había chances de hacer planes.


De una charla en la que básicamente le dije “necesito libertad” terminamos oficializando la convivencia. Y me puse feliz, porque lo amo, pero hoy viendo para atrás recuerdo que no era lo que estaba pidiendo…


Un mes más tarde me quedé sin trabajo y con los sueldos míseros ofrecidos más la crisis se me hizo difícil encontrar uno. Fueron 2 o 3 meses de angustias y pobreza, pero en el medio adoptamos a Mía, y una cachorrita que requiere toda tu atención no deja mucho margen de tiempo para la depresión.


Llegó mi cumpleaños en octubre y me encontré oficialmente en la mitad de la década, todavía sin un mango y con pocas ansias de festejos. Y en esos días conseguí trabajo. Uno que me gusta y en el que estoy cómoda, pero con un sueldo de inmigrante indocumentado…


Y así llegó diciembre, con navidades sin regalos ni arbolito, con mis amigas haciendo planes de vacaciones y yo con mi indemnización convertida en 4 ruedas y un motor.


Y con el análisis de fin de año veo que tengo un montón de cosas que anhelé por mucho tiempo, mi casa, mi auto, mi perra y aun así no soy feliz. Y soy conciente que la culpa la tienen las constantes discusiones con mi novio.


Hemos sido criados de formas muy distintas y en nada pensamos siquiera parecido.

Yo soy una persona que necesita mimos y contención de su pareja, y él es egoísta y desconsiderado. Hablar con él es hablar con la pared. No entra jamás en razones ni tiene la capacidad de ponerse en el lugar del otro y analizar qué le puede gustar o no.


Todo termina en peleas, ya no hay besos, ni mimos, ni abrazos…

Si yo no cocino acá no se come, si no limpio vivimos en la mugre, si no pago las cuentas nos cortan los servicios, y si no me encargo de Mía la perra se desnutre.


Así con todo.

Y analizándolo fríamente no sólo no es lo que quiero para mi vida sino que no me lo merezco.


Se que debería sentarme a hablar con él, pero ya lo hice en varias ocasiones y nada cambió, entonces se me terminan las ganas.


Hoy descubrí que estoy deprimida, que ando triste, sin hambre, con un nudo en la garganta y entendí que la culpa no la tiene solamente el almanaque.


Quisiera que las cosas cambien, que podamos disfrutar lo que tenemos, que la persona que esta a mi lado no solo diga que me ama sino que lo demuestre, y tal vez esté pesimista pero no veo ese cambio posible, entonces formulo por primera vez esta frase: las cosas no están funcionando.


En 48 horas voy a levantar un copa con sidra en casa de mis tíos, brindaré con ellos, con mis primos, mis abuelos, mis padres y mi novio diciendo “Feliz Año Nuevo” pero me conozco, voy a estar llorando y brindando por un cambio.


Ojalá hoy Charly se acuerde que tengo un blog y sienta curiosidad por leer como estoy…

2 somatizaron conmigo:

Anónimo dijo...

amiga, q decir, estas ante una encrucijada y solo vos y el podran solucionarlo. desde aca te digo fuerza para lo que venga sea malo o bueno fuerza y estamos al lado tuyo para bancarte!

Lina dijo...

claaaro, cuando una dice quiero libertad, te caen con un bolso y el cambio de direccion en tramite, si les decis formalicemos, salen corriendo presas del ataque de panico....y las dificiles de entender somos las mujeres???

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